08 enero, 2011

Premio Nadal 2011 (2)

Revisando las múltiples noticias al respecto del premio Nadal a la novela de Alicia Giménez Bartlett sobre el maquis “Durruti” (Antes “La Pastora”), me he visto obligado a hacer algunas apreciaciones. Entiendo que los medios informativos no tienen por qué estar al corriente de todos los aspectos históricos trascendentales referentes a cada noticia que publican, y tienen que rellenar rápidamente con lo primero que encuentran. No obstante, para evitar confusiones, me he permitido incorporar algunas referencias históricas para aclarar la cuestión.

En varios diarios virtuales vemos esta frase: “Incorporada al maquis en la partida de Juan Ramón Delicado en 1949 tras un intento de violación, tomó los alias de Teresot y Durruti”.

Bien, en primer lugar, difícilmente pudo incorporarse a la partida de “Delicado” en 1949 (por cierto extraordinario guerrillero y uno de los fundadores de la AGLA, ajusticiado a mi modo de ver injustamente por sus propios compañeros por orden de la dirección) pues este murió asesinado en noviembre de 1946. En realidad “Durruti” se une a un grupo del sector 23º al mando de “Carlos el Catalán”.

El alias de "Teresot" no se lo puso él mismo una vez huido al monte, ya se lo llamaban desde pequeño (como niña en su pueblo), y no creo que le gustara; más sintiéndose un hombre como realmente era. El de “Durruti” sí es verdad que fue el nombre de guerra elegido por él mismo.

La propia autora en entrevista a “La Razón”, en una de sus respuestas dice esto: “Los maquis le enseñaron a leer. Incluso hay una escena muy bonita, que es el momento en que uno de sus compañeros le corta el pelo, mientras a ella se le están cayendo las lágrimas”. Es de suponer que se está refiriendo a una escena de su novela que no concuerda con la realidad. “Durruti” pasa el primer día, y la noche en una casa que operaba como importante punto de apoyo en La Sénia (Tarragona). Cinta Solá, es quien en esa casa presumiblemente le corta el pelo, y en una entrevista personal años después, dijo que la frase de “Durruti” tras verse con el pelo corto fue: “La Pastora ya ha muerto, ahora nace Durruti”. Las lágrimas, de ser ciertas, no fueron otra cosa que de liberación por verse por fin como un hombre.

Lo que más me preocupa (al igual que a mi amigo Valentín Andrés, investigador de la guerrilla en Cantabria en su blog Agrupación Guerrillera Santander) es el término “Bandolero” empleado por la propia autora en esa misma entrevista a dicho diario. En una de sus respuestas dice esto sobre uno de los protagonistas de su novela: “El psiquiatra es la mirada externa a la España de la época, un país que le horroriza al mismo tiempo que le fascina. Tiene ese defecto «guiri» que le hace ver romántico un lugar con bandoleros en el bosque y se deja atrapar por esa red”. Espero que esa mirada tan romántica sea la que quiere poner únicamente a dicho psiquiatra en su novela y no la visión en todo el conjunto de la obra. Precisamente, en uno de mis post anteriores traté este asunto… Guerrilleros Versus Bandoleros.

El periodista del diario le hace esta pregunta: ¿Espera que el lector, al acabar la novela, entienda un poco más a este terrible personaje?. Posiblemente la pregunta ideal sería… ¿Entenderán tus lectores al acabar la novela los motivos por los que el personaje tuvo que huir al monte a causa de la represión del terrible dictador causante de la Guerra Civil y la penosa posguerra?.

Por último, la autora no conoció al personaje, y reconoce que “probablemente, no hubiese sabido qué preguntarle”. Lástima las decenas de preguntas que se me ocurrirían a mí en esa hipotética situación de haberlo tenido frente a frente... aun sin escribir ninguna novela de 500 páginas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnífico comentario al que quisiera añadir que no fue violado, es declaración del mismo "Durruti" Ese, junto a otros, fue el motivo que le impulsó a incorporarse a la guerrilla. La vejación la relizó un cabo de la GC de triste recuerdo, le hicieron desnudarse ante la patrulla que operaba en la zona y se rieron de su condición de hermafrodita.

A pesar que es una alegría para los que nos interesa el tema que éste sea el escenario de una novela que gana un premio tan prestigioso, parece que no se avanza en el conocimiento de la memoria guerrillera. Habrá que leerlo y comprobar si es otro "producto" ahistórico que convierte a la guerrilla en pura anécdota bandoleril. Qué no eran romáticos, eran republicanos, marxistas y anarquistas y luchaban por la reinstauración de la II República.