Constantino Enguídanos "Juanito" - Informes AHPC (1)
Constantino Enguídanos "Juanito" - Informes AHPC (2)
Micro-film Nº 135 Pag. 3 - Foto 5
Cientos de familias campesinas se ven obligadas a emigrar de sus pueblos para ir a buscar trabajo, porque los grandes terratenientes solo se preocupan de embolsarse los millones, no les interesa que la tierra esté sin arreglar y yermos, y los obreros se mueren de hambre. Así os puedo decir que los alrededores de los núcleos obreros hay cientos de miles de familias viviendo en chozas, como por ejemplo, las chabolas del Turia en Valencia, en donde perecieron hace año y medio a consecuencia de una riada, miles de personas. En algunas obras que hay en nuestra zona se dan casos de estar viviendo hasta dos familias en un corral de ganado. En las barriadas obreras de todas las ciudades los obreros tienen que vivir apiñados, dando lugar entre el hambre y la anti-higiene a miles de enfermedades, como es la “gripe”, en la actualidad, que están muriendo miles de personas.
Con esta situación en nuestro pueblo, ya os podéis imaginar como vive la juventud. Da lástima ver como se encuentran los jóvenes, un gran tanto por ciento sufre la terrible enfermedad de la tuberculosis que es incurable en la situación en la que los jóvenes se encuentran. La juventud tiene cerrados todos los caminos de la vida; un 10% son analfabetos, si quieren aprender algún oficio no se les da ningunas facilidades, muy al contrario, si alguno, por encima de todas las dificultades, se empecina en aprenderlo, es a base de sufrir la más inhumana explotación, pues existe una “ley de aprendizaje” que obliga a ganar el sueldo de aprendiz a los jóvenes hasta los 20 años, sin tener en cuenta sus facultades y el trabajo que realizan.
Es tan trágica la situación de los jóvenes que se dan varios casos de encontrarnos en días festivos a jóvenes que salen del pueblo por no tener un traje decente, ni cinco pesetas para ir al baile o al cine.
El deporte está vedado para la juventud obrera, no sólo porque el franquismo ha hecho toda clase de deportes un monopolio suyo, con el fin de atraer a sus organizaciones a la juventud, cosa que la mayoría odia con toda el alma, sino también porque los jóvenes que están agotados por el trabajo agobiador y la falta de alimentos, no les queda ganas de ocuparse del deporte en los días de descanso. Así se explica, cómo la juventud en vez de dedicarse a organizar fiestas, equipos de fútbol en sus barrios, meriendas en el campo u otras diversiones, se encuentran en cualquier placetuela, jugándose 50 céntimos a las chapas, como si fueran viejos que no pueden arrastrar las piernas.
Los únicos que aquí en España pueden ejercer el deporte, disfrutar de las diversiones de la juventud, son los hijos de los burgueses, que además tienen todas las comodidades y la ínfima -------- que el franquismo ha podido arrancar, lanzándose al estraperlo o encuadrándoles en esos asquerosos “campamentos-escuelas”.
Si hablamos de la juventud femenina, es conmovedor cómo se encuentra. En muy pocos trabajos se emplea a las mujeres, pero en los que se emplean, nada más que por ser mujeres, ya ganan el cuarenta o el 50% menos que los hombres; la mayoría de las jóvenes se ven obligadas a servir a los burgueses, teniendo que soportar todas las impertinencias de ésta vil canalla y los más de los casos, teniendo que tener una resistencia de bronce, para no ser víctimas de esos señoritos y las mandan al fango y a la prostitución.
El franquismo ha hecho grandes esfuerzos para ganarse a la juventud, pero bien poco ha conseguido. En la casi totalidad de los pueblos no existe ninguna organización juvenil fascista. Las que hay en las capitales, están formadas por reducidos grupos, todos hijos de falangistas y empleados del gobierno.
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La juventud odia al régimen; lo podemos decir con seguridad; y lo odia porque sabe que es el franquismo el que cerró el camino de la libertad y progreso que sus padres abrieran con su sangre y sus luchas al implantar la República y lo odia mucho más por que ve que es el franquismo el que quiere lanzar a pueblo español a la guerra de exterminio que los imperialistas preparan. En relación con esto, la juventud ha sentido una gran indignación al enterarse que el jerifalte falangista Lequerica había ofrecido dos millones de jóvenes a los imperialistas americanos, como carne de cañón barata. El odio que los jóvenes sienten contra el franquismo y la guerra, se pone de manifiesto en los cuarteles, en donde en muchos casos ya se tienen asignados los grupos que tienen que matar en un caso dado a los jefes de los falangistas y manchados en sangre y es muy corriente oír decir “como tenga que tirar tiros, el primero para el capitán”. Nosotros no tiramos contra nuestros hermanos los jóvenes soviéticos. La juventud se incorpora con ardor a la lucha, eso lo demuestran las cientos de letreros que aparecen en las calles de Madrid, Barcelona, Sevilla y otras capitales con las consignas de: “Los jóvenes españoles no haremos la guerra contra la U.S.”, “Franco es la guerra”, “La república es la paz”, “Muera Franco”, “Viva la república” y otros muchos.
Aquí en la Región de Levante se nos dan casos maravillosos. Con frecuencia los jóvenes toman en sus manos las tareas más difíciles, influenciando grandemente en el ánimo de sus padres. Os daré algunos casos para que os hagáis una idea: En un pueblo de la zona nuestra, había un grupo de la J.S.U. organizados, desarrollando una gran actividad. El enemigo, sintiéndose incapaz de descubrirlo inventó una vil provocación.: un día la guardia civil del pueblo, se presentó con un hombre amordazado e hizo correr el bulo de que se trataba de un guerrillero hecho prisionero, hicieron la pantomima de que le estaban torturando.
Nuestros jóvenes reaccionaron inmediatamente preparando un plan para liberar al que ellos creían un camarada. Ya se disponían a asaltar la cárcel, cuando los responsables del P., descubriendo la vil estrategia y poniendo en guardia a nuestros jóvenes, evitaron que cayeran en la trampa.
En un punto de apoyo de la zona, había una chica de 20 años que estaba realizando unos magníficos servicios; en uno de éstos le cogieron con artículos para nosotros, no pudiendo ocultar que estábamos en contacto. Los perros civileros se ensañaron con ella, aplicándole toda clase de torturas; la colgaron por de los pies, le aplicaron hierros calientes en los pechos, la pisotearon, trataron de violarla, todo con el fin de hacerle hablar, pero nuestra heroica camarada resistió todas las torturas sin dar siquiera un indicio de dónde nos encontrábamos.
Otra chica de 17 años le indicamos que tenía que llevar una razón a un camarada que vive a 12 km de su casa y sin avisarnos se marchó. Se marchó de noche porque al otro día tenía que hacernos la comida, el pan, y lavarnos la ropa. Así podía citaros decenas y decenas de casos, pero no lo hago por no hacerme interminable.
Pero si grande es ya el odio y la combatividad de nuestra juventud, todavía será mucho mayor, porque de ello estamos empeñados los comunistas, jóvenes conscientes del deber que nos llama a hacer justicia a los asesinos de nuestro pueblo, inspirándonos en las gestas gloriosas de la J.S.U. en nuestra guerra; en la juventud soviética y en su glorioso Konsomol que tantos héroes dio por la libertad de los pueblos del mundo y dirigidos con mano firme y segura por nuestra entrañable camarada Dolores.
Sabremos dar ejemplo de heroísmo y combatividad, trayendo así al camino de la lucha a todo nuestro pueblo y haciendo honor a nuestro P. y a todos los que por él dieron su vida.
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