07 abril, 2012

Jordi Pons Arguilés «Taràntula»

Ginés Urrea Peña, Pere Adrover Font «El Laio», José Peréz Pedrero «Tragapanes», Santiago Amir Cruanyes «Sheriff» y Jordi Pons Arguilés «Taràntula», anarquistas y luchadores contra el franquismo en Cataluña, son los últimos ejecutados en el tristemente famoso “Camp de la Bota”. 

Jordi Pons nace en Puigverd de Lleida el 7 de septiembre de 1912. Milita en la CNT y la FAI de Lleida, participando en la Columna Durruti durante la Guerra Civil. Una vez finalizada la contienda, se exilia en Nimes (Francia). Sus contactos con los grupos libertarios afines en Francia le llevan a integrar los grupos que se internan tras la frontera hacia España para realizar acciones armadas contra Franco. «Taràntula» (su apodo se debía a una marca de nacimiento en la cara) se convierte en uno de los primeros libertarios en el exilio en cruzar la línea fronteriza y, en el grupo de Massana, realiza sabotajes contra las torres eléctricas. 

En 1949 se reestructuran los grupos de acción y Jordi pasa a depender de Julio Fernández e integrado en el grupo “Talión” con el objetivo de introducir combatientes para los distintos grupos, tanto en el medio rural como urbano. Jordi, junto con Jaume Albana, entra en Barcelona justo cuando la policía se encontraba en una etapa de gran presión contra la militancia libertaria y afines, no solo en las capitales, sino también en el resto del territorio. Las torturas, tiroteos y detenciones múltiples hacen mella y Jordi y su compañero se ven obligados a huir. Jordi es descubierto en la casa de Domenec Ibars «Rosset» y, tras destruir todas las pruebas que podrían caer en manos de la policía, aprovecha una pausa en el tiroteo para entregarse. 

Tras pasar por la jefatura de policía, es internado en la cárcel Modelo. El proceso 658-IV-49 se convirtió en nueve condenados a muerte y cinco fusilados al final. Se celebró los días 6 y 7 de febrero de 1952, acumulando un total de treinta militantes anarquistas integrados en los grupos de acción. 

Presuntamente por la presión internacional, cuatro de ellos (Antonio Moreno, Domènec Ibars, Pedro Meca y Miguel García) serán sacados del corredor de la muerte y condenados a largas penas, pero, los cinco restantes, entre los que se encontraba «Tarántula», fueron fusilados. 

Según alguno de los que lograron sobrevivir, cuando los policías iban nombrando uno a uno a los condenados a muerte por los pasillos de la prisión, iban contestando con ¡viva la FAI! y ¡viva la resistencia!, contestando los indultados con igual consigna. 

Extraído de:
Pere Miralles
Setmanari Directa/Expressións (marzo de 2012)


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