09 abril, 2007

La legalización del PCE hace 30 años


Un día como hoy, pero de hace 30 años, el PCE era legalizado mediante un pacto vergonzoso entre Santiago Carrillo, Máxima autoridad en ese momento, y Adolfo Suárez, presidente del gobierno de entonces y nuevo demócrata surgido de las filas del “movimiento”.
Durante la dictadura, el PCE se erigió como el partido mas dinámico en la lucha contra el franquismo. La propia resistencia armada contra Franco, se nutría de los mejores hombres mandados en épocas tardías desde Francia para continuar una lucha perdida, pero que servía para tener la llama de la resistencia encendida e intentar la intervención en España de los países que acabaron con el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia. Aún muchos años después de la “no intervención”, todavía caían hombres en el monte a manos de la guardia civil.
El PCE con su legalización apoyó una transición que sumió en el olvido toda esperanza de justicia para los muertos y desaparecidos en la guerra posterior al golpe de estado contra la republica, los represaliados de la posguerra, los “paseados” y la propia guerrilla antifranquista. Aun hoy, 30 años después, estamos a la espera de una ley que pueda cerrar una etapa sangrienta de nuestra historia en la cual no se han quitado de nuestras calles los nombres de los represores fascistas, o los juicios militares sin garantías legales que todavía están vigentes sin posibilidad de anulación, o la inexistente voluntad del gobierno para que sea el mismo estado quien saque de las numerosas fosas comunes diseminadas de toda España, a los desaparecidos asesinados en cualquier cuneta, así como la reparación moral y económica para los luchadores con las armas en la mano que resistieron al franquismo.


Pues bien, el PCE dio una rueda de prensa en la que entre otras cosas se dijo esto:
«Si la Monarquía continúa obrando de manera decidida para establecer en nuestro país la democracia, estimamos que en unas futuras Cortes nuestro partido y las fuerzas democráticas podrían considerar la Monarquía como un régimen constitucional». Desvinculándose claramente de la reivindicación de la republica por la que miles de Españoles perdieron la vida y aceptando la monarquía como continuación del régimen franquista en el que el propio rey juró fidelidad al movimiento.

«En tanto que representativa de ese Estado que nos reconoce, hemos decidido colocar hoy aquí, en la sala de reuniones del Comité Central, al lado de la bandera del partido, que sigue y seguirá siendo roja, la bandera del Estado español». Ese día la bandera borbónica presidió ese acto y todos cuantos se efectuaron por parte del PCE en los años siguientes, aceptando una bandera impuesta por un golpe de estado y ocultando la tricolor republicana.

Hoy en día, la III republica si entra dentro de los fines de dicho partido, así como la bandera tricolor ondea en todos sus actos, pero el daño que tuvo aquella actuación, con la perdida masiva de militantes y de prestigio entre las filas de la izquierda, tal vez no se pueda reparar nunca.

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