Los laberintos de los "Goyas"

Hay algo que no me cuadra en esto de los fastuosos premios que se dan “objetivamente” tanto aquí como en EEUU.
Pero como los “Goyas” han sido dados recientemente, pues vamos con ellos.

Aunque pareciera que “El Laberinto del Fauno” es la gran vencedora de tan prestigioso galardón, a poco que nos pongamos a estudiar los resultados, vemos que prácticamente las 7 estatuillas que Guillermo del Toro y su equipo se llevan, salvo la de actriz revelación, son de carácter técnico, mereciéndolo indiscutiblemente por supuesto, pero no nos engañemos, los premios mas codiciados y por los que en el futuro una película triunfa o no, son los de “mejor película” [Volver], “Mejor dirección” [Volver], “Actor protagonista” [Juan Diego, Vete de mi], “Actriz protagonista” [Penélope Cruz, Volver].

Resulta extraño que una película como “Volver”, que no está nominada ni siquiera a los Oscar como mejor película extranjera, sea la que se vea favorecida, o mejor dicho recompensada por la academia española con [casi] los mejores premios en los Goya.
Juan Diego es posiblemente el que mas se merezca el premio al mejor actor, no solo por que lo es, sino porque es su primer Goya como actor protagonista.

Pero me queda la incógnita de si a Sergui López, encarnando al malvado capitán Vidal en el Laberinto del Fauno, y que tantos elogios por parte de la critica se llevó en su día, no le habrá pesado el haber sido demasiado real en su interpretación de un franquista sanguinario. E igualmente sobre Maribel Verdú y su magistral interpretación de Mercedes como punto de apoyo de la guerrilla antifranquista.

Ahora que las aguas están revueltas con la ley de la Memoria histórica, debe parecer excesivo dar el premio al mejor actor, a alguien que supo exponer fielmente la actuación de un mando represor contra el Maquis.

Al fin y al cabo, no interesa que la imagen de lo que supuso la dictadura se exponga en toda su crudeza, y como dicen los del PP, hay que olvidar el pasado.

Pero no me lo toméis en cuenta, debe ser que soy un mal pensado crónico.