Luz Gonzalez, nick encontrado en un foro y con este relato sobre el maquis:
Cerca de Villaescusa, en Villalgordo del Marquesado, perdió la vida uno de los maquis, el 23 de agosto de 1948.
A lo mejor en el momento de morir pensó que toda su lucha había sido inútil. Que moría como un perro y que nadie se acordaría de él. Y así fue durante muchos, muchos años. Su tumba estaba apartada en el corralillo donde se enterraban a los niños que iban al limbo, porque morían sin haberlos bautizado, y a los que se quitaban la vida y tampoco podían enterrarlos en sagrado. Claro, era un maquis, un rojo, tenía que ser un descreído por fuerza. Aunque fuera apenas un muchacho, Y aunque no se hubiera quitado la vida voluntariamente como los que enterraban allí, sino que había sido asesinado por la espalda, a sangre fría, por uno del pueblo, un católico de los que iba a misas todos los días y al que seguramente pondrían una medalla por aquello.
Nadie se atrevió nunca a poner flores en su tumba. Todos los años, por los santos, la gente iba al cementerio a rezarle a sus muertos pero nadie venía a rezar a la tumba del maquis. Hasta hace unos diez años. Una mañana, la tumba apareció arreglada, habían quitado los hierbajos que crecían alrededor y la tierra estaba limpia. Además habían puesto una cruz encima. -¿Quién fue?
-Nadie vio a nadie. Quien fuese que vino, entró en el cementerio clandestinamente y con el mismo sigilo que llegó se fue.
-Pero algunos del pueblo estaban muertos de miedo. Creían que podían venir a por ellos.
-O a lo mejor eran las conciencias.
-Pero no vino nadie nunca más. Y la tumba sigue ahí, solitaria y apartada del resto. La tumba del maquis.
-Ahora ya, hablan de ellos los libros. Pero la gente todavía tiene miedo de hablan de ellos. En Villaescusa también estuvieron
- Se escondían en la sierra la Villa y desde allí bajaban a Villaescusa, a Rada.
- Dicen que uno tenía una novia en Los Hinojosos y uno del pueblo que la quería - que luego sería su marido – avisó a la Guardia Civil de que estaban en la casa. Fueron y se liaron a tiros, hubo muertos.
- Iban de un lugar a otro por estos pueblos. Llegaron hasta Las Pedroñeras. Mi padre me contó que se encontró con ellos una vez.
Hacía menos de una semana que estaba en una finca entre Las Mesas y Pedroñeras. Lo habían llamado para podar las viñas y se mudó allí con su mujer encinta. Era el mes d e noviembre, la víspera del día de difuntos, ya muy tarde, cuando dejó de trabajar en el campo y se iba para la casa. Por el campo, a aquellas horas, no había nadie y no se oía nada más que el viento. Se echó la chaqueta por encima y echó a andar. De repente, notó una mano de alguien, por detrás, que le cogió del brazo.
Ese alguien, o los que fueran, habían salido de entre los árboles, porque no los había visto antes. Se volvió con miedo y se dio de bruces con tres desconocidos sin afeitar y con barba de varios días. Uno de ellos llevaba el brazo en cabestrillo y liado en un trapo. Tenía mala cara y a todas luces se veía que estaba herido.
Le preguntaron por el anterior guarda y mi padre contestó:
-Ya no está, ahora ocupo yo su lugar.
Entonces le pidieron vendas y gasas. Mi padre les dijo que no tenía de esas cosas porque llevaba poco tiempo viviendo en la casa, pero ellos insistieron en acompañarlo hasta allí. Cuando llegaron, mi madre casi se muere del susto, al ver a m padre entre aquellos hombres con tan mala pinta. Le pidieron las gasas y el algodón, no sé si vendas también, y mi madre le dijo lo mismo que mi padre, que no tenían de nada porque acababan de llegar. Los creyeron y se fueron.
Al día siguiente mi madre ya no quería estar allí. Le pidió a mi padre que la llevara al pueblo para quedarse y mi padre se quería quedar con ella porque yo iba a nacer de un momento a otro.
Decidieron que ya no se iban a vivir a la finca pero no podían dejar el trabajo así como así. El capataz les preguntó la razón para ese cambio. No podían dejar un trabajo sin dar explicaciones. Y tuvo que decírselo. Entonces le obligaron a ir a la Guardia civil a decir lo que habían visto y no tuvieron más remedio que hacerlo.
Allí estaba un SOMATEN de El Provencio. Había muchos policías que habían venido aposta y a mi padre no le dejaban tranquilo haciéndole preguntas y enseñándole fotos para que identificara al Chinchón. Nos contaba que le parecían todos iguales….
Por fin lo dejaron en paz y se fue a su casa.
Yo nací enseguida, ya en el pueblo. Mis padres se negaron a volver a trabajar en esa finca
- Todo el mundo, en Villaescusa, sabía que en la sierra había maquis. No creas que no pasó la gente entonces. Unos a un lado y la guardia civil al otro y tú en medio.
Una noche estaba mi padre con Pistolas y llamaron a la puerta: “Flores, Flores, que nos prepares una oveja que mañana venimos a por ella”. Por eso nos enteramos nosotros que Pistolas se llamaba Flores de apellido. Todo el mundo Pistolas, Pistolas,….Era el pastor de en ca Don Eduardo el médico. ¡Y claro, qué iba a hacer el hombre!. Pues tuvo que matar la oveja y arreglársela para que se la llevaran.
-Y nadie dijo na.
-Copón, copón, ¿cómo quieres que dijeran algo? Si abrían la boca los mataban.
-Ea, ¿y tu crees que don Eduardo no se enteraba? Tenía que saber que le faltaban ovejas pero el hombre, pos tampoco decía na.
-Luego también vino la Guardia Civil a por él.
-Lo interrogaron, pero lo dejaron libre. El hombre no tenía ninguna culpa.
- Ni el Pistolas tampoco.
-Mucha gente los veía pero no decían nada. Mira tú, Juan Jiménez. Una vez venía de Belmonte andando y se los encontró. Le dijeron que no contara que había visto a nadie. “Somos los maquis, no digas en el pueblo que te has encontrado a nadie por el camino” Y no dijo a nadie nada. Sólo mucho después, ya cuando había pasado todo, pudo contarlo. Y pasó mucho miedo.
-Si creo que hasta venían a jugar a la Banca a la posada. Como nadie los conocía, pasaban como forasteros.
3 comentarios:
Gracias por la reseña de mi artículo sobre los maquis en mi pueblo y alrededores. No se trata de un nick sino de mi nombre
Luz González
Gracias por la labor de recuperación histórica que hacéis
Ha sido un placer Luz, no solo por el buen relato, sino porque tratando sobre el maquis, no podia dejarlo sin incluir.
un saludo
Entre las localidades de Los SANTOS de maimona e Hinojosa del valle se conoce la existencia de una cueva que la gente mayor asegura que era de los maquis donde guardaban lo que podían obtener al asaltar diligencias que iban a Llerena a llevar dinero. Esa cueva fue cerrada con prácticamente todo dentro y la gente que la cerró fue asesinada en la guerra y nunca más pudieron abrir .Acualmente la cueva esta tapada con una gran piedra y etas localidades no disponen de medios para poder entrar y mostrar el gran valor que todas las personas mayores aseguran.
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