En el sumarísimo encontrado en el libro de Salvador F. Cava “Los guerrilleros de Levante y Aragón” leemos esto:
“un grupo móvil, contrapartida, de la fuerza descubrió en el sitio conocido por Cerro de la Cabeza, término municipal de Villarejo de la Peñuela, Cuenca, a cinco bandoleros. El sargento jefe de dicho cuerpo dio las órdenes pertinentes para asaltar dicho campamento, entablándose entre esta fuerza y los bandoleros un intenso tiroteo que duró tres horas, dando por resultado dar muerte a cuatro de respectivos los bandoleros, y capturar prisionero a otro. Como consecuencia de este servicio y por haber sido descubiertas unas huellas de pisadas, el sargento Isidoro Arenas Rubio, jefe del citado grupo, con sus acertadas disposiciones y hábiles maniobras condujo a toda su fuerza hasta la zona conocida como Cerro de la Cabeza, término de Villarejo de la Peñuela, donde sobre las 16 horas del día 16 de octubre de 1948, el citado sargento al coronar una meseta, descubrió un campamento en el que se hallaban cinco bandoleros, encontrándose en esos momentos a unos cinco metros de ellos, inmediatamente hizo fuego sobre uno fallándole el arma, volviendo a cargarla con rapidez hizo fuego sobre otro que a su izquierda le apuntaba con la metralleta, consiguiendo matarle de un disparo, resultando ser el conocido por el nombre de guerra de “Manolete”, en aquel momento los bandoleros convenientemente parapetados abrieron fuego intenso sobre los que pretendían asaltar el campamento, durando éste tres horas, y ante el temor que se les hiciese de noche, el sargento Arenas, despreciando todo peligro, con arrojo y decisión saltó hacia los que se hallaban ocultos, haciéndolo también el resto de grupo móvil con un espíritu digno de encomio, saliendo en persecución de los cuatro bandoleros que trataban de ocultarse entre lo más espeso del monte en su huida, sin dejar de hacer fuego y lanzar bombas de mano contra la fuerza. El cabo Mariano Real Pérez, componente del grupo persiguió a dos bandoleros hasta la umbría Valdetrillos, y utilizando hábilmente el terreno consiguió esquivar el fuego que se le hacía, y aproximándose en rápida carrera a los rebeldes que huían para con sus certeros disparos darles muerte a los que resultaron ser los conocidos con el nombre de guerra de “Martín” y “El Pena” y “Chiriviqui”. Por el guardia 2º Juan Real Pérez y un paisano confidente que viene actuando con el grupo móvil desde el principio, se persiguió a otros dos que huían hasta la Solana de Enebral donde mataron a otro rebelde conocido por “Jesús”, y como a unos setecientos metros de este último sitio, en el barranco Fuente Cristina, por dicho guardia y el paisano se hizo prisionero al también rebelde conocido por “César”, y el resto de la fuerza cubrió con rapidez los costados en evitación de que pudieran hacer una emboscada al grupo”
Tras la exhumación de los guerrilleros, leemos un extracto del informe forense de “Paleolab” que dice esto:
(…) Los primeros resultados antropológicos y paleopatológicos indican que los cuatro cadáveres presentan abundantes fracturas perimortem (que se efectuaron en un tiempo muy próximo al momento del óbito) en miembros superiores e inferiores. Se trata de fracturas y fisuras costales, humerales, femorales y pélvicas sin supervivencia. Por otra parte, los cuatro cuerpos presentan politraumatismos craneales severos e incompatibles con la vida y cuyo mecanismo de producción fueron lesiones por arma de fuego y contusiones y aplastamiento por piedras de gran peso.
Durante los trabajos de exhumación se pudieron recoger cinco proyectiles de calibre corto asociados a los distintos esqueletos, que actualmente están siendo sometidos a un análisis balístico forense.
Relación de guerrilleros incluidos en la fosa del cementerio municipal de Villarejo de la Peñuela:
- José Argilés Jarque, «Manolete»
- Jesús Sevilla Herraiz, «Martín»
- Constantino Herraiz Rey, «El Pena»
- «Jesus», de acento andaluz (sin datos)
Fotografía de bala incrustada en la nuca de uno de los guerrilleros.
Fuente: Paleolab
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